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¿Y Si La Estimulación Receptiva También Transformara el Mundo Laboral?

En una reunión con una empresa, nos alegró saber que contaban con un espacio de cuidado infantil durante la jornada laboral. Nos entusiasmó porque soñamos con que la estimulación receptiva llegue a todas partes, impactando no solo a los niños, sino también a las dinámicas familiares y, en consecuencia, al entorno laboral.


Sin embargo, en la misma conversación, nos contaron que los directivos de la empresa no son partidarios del teletrabajo y que incluso desaprueban que los empleados salgan de su jornada laboral a la hora exacta. Ahí nos detuvimos a pensar: si la estimulación receptiva llegara a las familias, si más padres y madres fueran conscientes y críticos sobre los procesos de desarrollo, ¿cómo impactaría eso en las empresas?


Tiempo, Productividad y Conciencia en el Trabajo

La estimulación receptiva es mucho más que un enfoque para el desarrollo infantil. Es un programa que acompaña al niño y a su familia en un proceso integral de crecimiento desde los 0 hasta los 24 meses, con énfasis en el movimiento libre, la lectura, la música y las interacciones significativas. Su objetivo no es solo el bienestar del niño, sino también el desarrollo de habilidades en las familias y cuidadores para responder de manera positiva y respetuosa a este proceso.



Si trasladamos esta mirada al mundo del trabajo, encontramos un paralelismo interesante: una persona que comprende la importancia del tiempo, el respeto por los ritmos naturales y el impacto de la autonomía en el desarrollo, probablemente se replantee las lógicas tradicionales del entorno laboral.

Cuando un padre o madre participa activamente en la crianza con base en la estimulación receptiva, aprende a observar, a respetar tiempos, a fomentar la independencia y a valorar la calidad sobre la cantidad. Si esa misma lógica se trasladara al trabajo, tal vez cuestionaríamos por qué medir la productividad en horas de permanencia y no en resultados.


¿Cómo Ven el Tiempo las Empresas?

Muchas organizaciones siguen funcionando bajo un modelo en el que la eficacia se mide en función del tiempo trabajado. Se parte de la idea de que más horas equivalen a más compromiso y, por ende, a mejores resultados. Sin embargo, la neurociencia y la psicología del trabajo han demostrado que este no siempre es el caso.

El rendimiento óptimo no surge de la sobrecarga ni del control excesivo, sino de la confianza, la autonomía y la capacidad de gestionar el tiempo de manera eficiente. De la misma forma que en la crianza se ha demostrado que un niño crece mejor en un entorno en el que se le respeta y se le permite explorar libremente, en el ámbito laboral, los empleados son más productivos cuando tienen cierto grado de libertad para organizar su trabajo y equilibrarlo con su vida personal.


Un Futuro Donde Tiempo y Productividad Se Encuentren

Si más familias se involucraran en procesos como la estimulación receptiva, tal vez tendríamos generaciones de trabajadores y líderes que entienden que el desarrollo –sea de un niño o de una empresa– no se basa en la imposición de tiempos rígidos, sino en la construcción de entornos donde se fomenten la autonomía, la confianza y la eficiencia real.

Las empresas que todavía miden el compromiso en horas trabajadas en lugar de en resultados pueden verse desafiadas por una nueva forma de pensar el tiempo. Porque al final, no se trata de estar más tiempo en la oficina o de evitar el teletrabajo, sino de comprender que la verdadera productividad nace cuando se respeta el equilibrio entre esfuerzo, descanso y bienestar.


Construyamos espacios donde el bienestar de las familias y la productividad vayan de la mano. ¿Conversamos? 🚀

 
 
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