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Dejar el pañal: un proceso de dos o más

Somos curiosos con los procesos a los que otros padres se enfrentan, estamos atentos, por ejemplo, a cómo le va a nuestra prima con su primer hijo o cómo logró nuestra compañera de trabajo enseñarles a sus hijos a comer solos. Hoy nos concentraremos en la variedad de maneras, que tanto nosotros como otros, podemos tener para acompañar el proceso de dejada del pañal o control de esfínteres.

Todo empieza, no necesariamente por el principio, pero sí sabemos que algo muy decisivo son los comentarios: “¿todavía usa pañal?, se te va a pasar el tiempo para enseñarle”, aunque lo ideal es que sea nuestro hijo quién nos dé las señales, son los demás los que en ocasiones nos hacen buscarlas. Recomendamos que los primeros 2 años de vida los aprovechemos en el desarrollo de habilidades como explorar, caminar, comer, balbucear y hablar. Estas son el trampolín para que nuestro hijo se sienta preparado y continúe hacia la autonomía, en este caso, para dejar una de sus más preciadas y cómodas prendas, como lo es el pañal.

Es posible que a los caminos que escojamos les surjan atajos unos menos responsables otros con todas las precauciones del asunto, lo importante es que nuestra elección se base en información confiable. Este es el primer proceso que como su nombre lo dice, es el inicio para controlar y adaptar las necesidades internas a las externas, les permite a nuestros hijos conectar lo físico con lo mental. En este caso, es un proceso evolutivo más que de aprendizaje, comprometernos con el proceso dependerá de la maduración de su cuerpo y cerebro más que de la calidad de la rutina. Nos referimos a que no depende de nosotros, de cuándo queramos “enseñarles a ir al baño”, como una receta inflexible, es más bien una mezcla perfecta entre las señales de ellos y la sensibilidad de nosotros para percibirlas e invitarlos a continuar su proceso.


Algunas señales:

- Quitarse el pañal, porque les incomoda.

- Al sentirse mojado, nos lo hace saber en palabras o gestos.

- Se resiste a ponerse el pañal.

- Quiere imitarnos y/o siente curiosidad por el baño.


Dejar el pañal es un proceso de dos o más, no depende ni de mamá o papá ni de nuestro hijo y tampoco el conteo regresivo en el calendario hará parte de la evaluación, el fin más que dejar el pañal, es poder avanzar juntos en la relación, lo que será el mejor regalo que este proceso le deje a la familia. Queremos invitarlos a que piensen que cumplir con el proceso no depende ni del uno ni del dos, mientras más se disfrute, el mismo proceso hablará del progreso, comenzaremos con el día, la noche se iniciará luego, guiarnos por sus pequeños avances o retrocesos será el reflejo de las estrategias que debemos repetir o las soluciones que no debemos volver a intentar.


Dos o más…

- Ambos padres o cuidadores deben estar enterados y ponerse de acuerdo para empezar los cambios, en rutinas, ropa y crianza.

- Comprar en familia las nuevas prendas, que sean elegidas, en lo posible, por nuestros hijos: Nueva Ropa interior y el Body deberá sustituirse para una camisa para una llegada al baño más fácil.

- El jardín/guardería serán aliados para reforzar el proceso y recomendarnos estrategias.

- Debemos repetir infinitas veces las preguntas para invitarlo a ir al baño.

No premiemos ni castiguemos este proceso, evaluar a nuestro hijo por un proceso madurativo no es recomendable, tampoco amenazas o juicios por la incapacidad de ser un “niño grande”, nunca hay que hablar así a un niño, ni en este tema ni en otros.


Ideas pedagógicas y lúdicas:

- Jugar con el cuerpo humano, en un papel o con una imagen.

- Demos ejemplo, narremos en voz alta los pasos para cumplirlo.

- Adecuar el espacio acorde a la edad y tamaño, ya sea con bacinilla, adaptador al sanitario y/o banquito.

- En algunas visitas al baño llevar un juego, un marcador para los vidrios o un libro.

- Relatar la historia de cómo logramos llegar al baño, así lo haya logrado parcialmente, debemos ir al baño o conversar sobre lo sucedido.

Unámonos a la idea de esperar sus señales, las cuales posiblemente lleguen después de sus 2 años y aprovechemos el proceso como fuente de vida para la relación entre padres e hijos.


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